EUROPA
PRESS
21 febrero
2019
¿Cómo
reduce la actividad el riesgo de demencia?
Mantener la actividad física y mental
en la mediana edad puede estar ligado a un menor riesgo de desarrollar demencia
décadas más tarde, según un estudio publicado en la edición digital de este
miércoles de 'Neurology', la revista médica de la
Academia Americana de Neurología. Las actividades mentales incluían leer, tocar
instrumentos, cantar en un coro, asistir a conciertos, hacer labores de
jardinería, hacer trabajos de costura o asistir a servicios religiosos.
"Estos resultados indican que estas actividades en la
mediana edad pueden desempeñar un papel en la prevención de la demencia en la
vejez y la preservación de la salud cognitiva", afirma la autora del
estudio, Jenna Najar, de la Universidad de Gotemburgo
en Suecia. "Es emocionante porque son actividades que las personas pueden
incorporar a sus vidas con bastante facilidad y sin muchos gastos",
subraya.
El estudio involucró a 800 mujeres suecas con una edad
promedio de 47 años que fueron seguidas durante 44 años. Al comienzo del
estudio, se les preguntó a las participantes sobre sus actividades físicas y
mentales. Las actividades mentales incluían actividades intelectuales, como
leer y escribir; actividades artísticas, como ir a un concierto o cantar en un
coro; actividades manuales, como costura o
jardinería; actividades en algún club; y la actividad religiosa.
Las participantes recibieron puntuaciones en cada una de las
cinco áreas según la frecuencia con la que participaron en actividades
mentales, con una puntuación de cero puntos en el caso de ninguna actividad o
actividad baja, uno por actividad moderada y dos por actividad alta. Por
ejemplo, la actividad artística moderada se definió como asistir a un
concierto, una obra de teatro o una exhibición de arte durante los últimos seis
meses, mientras que la actividad artística alta se definió como visitas más
frecuentes, tocar un instrumento, cantar en un coro o pintar. El puntaje total
posible fue de 10.
Se dividió a las participantes en dos grupos. El grupo bajo,
con el 44 por ciento de las participantes, tuvo puntuaciones de cero a dos y el
grupo alto, con el 56 por ciento de las participantes, tuvo puntuaciones de
tres a 10. Para la actividad física, se dividió a las participantes en dos
grupos, activos e inactivos.
El grupo activo abarcó desde la actividad física liviana,
como caminar, hacer jardinería, jugar a los bolos o andar en bicicleta durante
un mínimo de cuatro horas por semana hasta ejercicios intensos regulares como
correr o nadar varias veces a la semana o participar en deportes competitivos.
Un total del 17 por ciento de las participantes estaba en el grupo inactivo y
el 82 por ciento estaba en el grupo activo.
Un 52 por ciento
menos de probabilidades de demencia en mujeres activas
Durante el estudio, 194 mujeres desarrollaron demencia. De
ellas, 102 tenían enfermedad de Alzheimer, 27 padecían demencia vascular y 41
presentaban demencia mixta, que es cuando hay más de un tipo de demencia, como
placas y ovillos de la enfermedad de Alzheimer junto con cambios en los vasos
sanguíneos observados en la demencia vascular.
El estudio encontró que las mujeres con un alto nivel de
actividades mentales tenían un 46 por ciento menos de probabilidades de
desarrollar la enfermedad de Alzheimer y un 34 por ciento menos probabilidades
de desarrollar demencia en general que las mujeres con bajo nivel de
actividades mentales. Las mujeres que eran físicamente activas eran un 52 por
ciento menos propensas a desarrollar demencia con enfermedad cerebrovascular y
un 56 por ciento menos propensas a desarrollar demencia mixta que las mujeres
que estaban inactivas.
Los científicos tuvieron en cuenta otros factores que
podrían afectar al riesgo de demencia, como la hipertensión arterial, el
tabaquismo y la diabetes. También repitieron los resultados después de excluir
a las mujeres que desarrollaron demencia a la mitad del estudio para descartar
la posibilidad de que esas mujeres hayan estado en la etapa prodrómica de la
demencia, con menos participación en las actividades como un síntoma temprano.
Los resultados fueron similares, excepto que la actividad física se asoció con
una reducción del riesgo general de demencia del 34 por ciento.
De las 438 mujeres con alto nivel de actividad mental, 104
desarrollaron demencia, en comparación con 90 de las 347 mujeres con bajo nivel
de actividad. De las 648 mujeres con un alto nivel de actividad física, 159
desarrollaron demencia frente a las 35 de las 137 mujeres que estaban
inactivas. Las limitaciones del estudio son que la actividad mental y física se
evaluó solo al inicio del estudio y que todas las participantes eran mujeres
suecas blancas, por lo que es posible que los resultados no sean
representativos de la población general de todo el mundo.